Dios les continúe bendiciendo, amado Remanente Escogido. Hoy me corresponde el privilegio de compartirles La Palabra, en este Jueves Santo.
En la cronología de los acontecimientos alrededor de la Crucifixión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesús, en el día jueves se da la Última Cena. El Evangelio a través de los cuatro apóstoles (Mateo, Marco, Lucas y Juan) nos da detalles de la preparación para la Cena Pascual. Según la tradición judía, en este día debía sacrificarse el cordero pascual, como parte de la Fiesta de los Panes Sin Levadura. En medio del desarrollo de ésta Última Cena y la institución de la Cena del Señor, a través del Pan y el Vino, ya en la última noche de la vida terrenal de Jesús, aquí en la tierra, El Señor tenía todavía algo más que enseñarles a sus discípulos. Esta enseñanza es la que les quiero compartir.
Juan 13:3-9 Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: --¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí? --Ahora no entiendes lo que estoy haciendo --le respondió Jesús--, pero lo entenderás más tarde. --¡No! --protestó Pedro--. ¡Jamás me lavarás los pies! --Si no te los lavo,* no tendrás parte conmigo. --Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las manos y la cabeza!
Juan 13:12-17 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo: --¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto e l ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.
Jesús quiso transmitirles a sus discípulos la verdad de que él estaba llamándolos a servirse unos a otros en humildad. La pasión por ser importantes había atormentado continuamente a los discípulos. Cristo quería que ellos vieran que el deseo de ser primero-ser superior y recibir más honra que otros creyentes- es contrario al espíritu de su Señor.
Todo discípulo de Jesús ha sido llamado a servir. El mismo término discípulo denota la intención de ser como su maestro. Jesús es el Maestro y Señor nuestro. Y él dijo: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto e l ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.”
La actitud humana ante el servir recibe tantas connotaciones que van desde sentirse humillado, subestimado, menospreciado, abusado y hasta esclavizado. Jesús le da un significado especial al servir.
· Servir no te empequeñece. Si le sirves a otros no eres menos.
· Servir es un acto de amor.
Servir con la actitud y entendimiento correctos trae gran gozo (“¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.”)
Servirle a Dios es un gran honor y privilegio.
Sírvele a Jesús y sírveles a otros. Disponte hoy a ser un siervo de Dios. Da un mensaje a todos los que te rodean con el cómo sirves. Que tu vida sean las páginas de la Biblia que todos puedan leer y a través de ella muchos vengan a Jesús.
Que todas las bendiciones de Dios vengan sobre tu vida, Remanente, y que esta Palabra rinda frutos, a su tiempo, para vida eterna y salvación de muchos.
JHOEL AMIR SOTO