Dios te bendiga amado Remanente.
“Pues, yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” Lucas 19:26
Una vez Jesús narró una historia de un maestro que pidió a tres de sus
empleados que manejaran su dinero mientras él estaba ausente; para esto,
dio a cada uno de ellos una determinada cantidad de dinero. Cuando
regresó, el primer empleado le dijo que lo había duplicado a través de
inversiones, mientras que, el segundo, le informó que había logrado
generar un cincuenta por ciento de utilidad. Sin embargo, el tercer
siervo, en esencia, manifestó que temió que el maestro le castigara por
cometer errores y, por ello, prefirió esconder el dinero hasta su
regreso.
El maestro premió a los dos primeros siervos, diciéndoles que a quienes
se ocupan de las cosas pequeñas se les dará una mayor responsabilidad.
Sin embargo, reprendió al tercer siervo, señalando: “Pues, yo os digo
que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que
tiene se le quitará.” Lucas 19:26
Aquí podemos ver que el miedo fue la razón principal por la cual el
tercer siervo no hizo nada con el dinero que su amo le encomendó que
cuidara.
El miedo es el peor enemigo de nuestra fe y es la fe de Satanás; él sabe
que cuando andamos con miedo no nos atrevemos a arriesgarnos más para
poder obtener más.
¿De qué o de quién tienes miedo? Por favor, medita en esta pregunta y
mírate al espejo de la verdad; se honesto contigo mismo, examínate,
pregúntale a Dios, pregúntale a los que mejor te conocen, escarba
profundamente, escarba hasta tu niñez, ¿qué te ha traumatizado, qué te
hicieron, por qué tienes miedo?
Muchas veces deseamos cosas buenas, cosas grandes, pero no nos atrevemos, no nos arriesgamos; por ende, no tenemos.
En San Mateo 8:23-27 dice “Y entrando él en la barca, sus discípulos le
siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande
que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos
y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les
dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose,
reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los
hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los
vientos y el mar le obedecen?”
Aquí vemos un ejemplo de cómo el Señor Jesús ubicó el miedo de sus
discípulos y declaró que tenían poca fe; y la razón principal de la
molestia y enojo de nuestro Señor fue que ellos tuvieron miedo estando
Dios con ellos.
Ese es el mismo problema hasta el sol de hoy; somos cristianos, somos
creyentes, oramos a Dios, adoramos a Dios, leemos la Biblia, tenemos a
Dios en nuestras vidas, pero no nos atrevemos a arriesgarnos más, para
obtener más. ¿Por qué? Cada uno debe llegar a su propia conclusión
Avanzamos en la fe cuando tomamos riesgos, pero no cualquier tipo de
riesgos, sino aquellos que están específicamente dirigidos por Dios. En
estos, Dios nos da un codazo y nos empuja para que vivamos más allá de
lo que nuestros ojos naturales pueden ver y, de esta forma, aprendamos y
empecemos a vivir nuestras vidas por la fe.
En 2 Corintios 4:18 dice: “no mirando nosotros las cosas que se ven,
sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero
las que no se ven son eternas”
2 Corintios 5:7 dice: “(porque por fe andamos, no por vista);
Cuando no se anda por fe, sino por vista, definitivamente, vivimos sin
fe. Cualquier decisión independiente de Dios es una decisión sin fe.
Jesús expresó su fe cuando dijo: "Respondiendo entonces Jesús, y les
dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por si
mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace,
también lo hace el Hijo igualmente" Juan 5:19
Por James Tomás Aparicio.
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