jueves, 21 de julio de 2011

LA BENDICIÓN DE LA NECESIDAD



Dios les continúe bendiciendo, amado Remanente. Este es su hermano y amigo Jhoel Amir. Es un gozo poderles compartir La Palabra de Dios, en este jueves.
Anoche, al acostarme le pedí al Señor que me diera la Palabra de hoy. Para mí fue una sorpresa que me la diera a través de un amigo, en un sueño.

La Bendición de la Necesidad

Una de las fuentes de la caída del hombre, en el pecado, en el Edén y hoy en día es su autosuficiencia. Vivimos en una sociedad que te dice cosas como:
“pelea por lo tuyo”
“puedes ser lo que quieras ser”
“se positivo”
 “en tu mente está el poder para conseguir lo que quieras”
“atrae las cosas buenas a ti”

Entre otras…

No es que eso este del todo mal, pero en el momento en el que llegamos a pensar y creer que todo lo podemos lograr por nosotros mismos, sin Dios, aparece esa autosuficiencia que ha llevado al hombre a pecar por miles de años. La autosuficiencia que dice:
“Dios está muy ocupado para ocuparse de tus pequeños detalles, así que tienes que ayudarlo”.
“Como Dios no está pendiente de mí, yo decido lo que quiero y a donde voy”.
“Yo decido lo que es bueno y lo que es malo para mí, Dios no tiene que vivir lo que yo vivo a diario”.

En cuanto a esto, Jesús nos dice en
Mateo 5:3 
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
Estas palabras describen a las personas que han puesto su total y absoluta confianza en Dios. "Bienaventurados los pobres en espíritu" significa: bienaventurado el hombre que tiene un claro sentido de su pobreza delante de Dios; el hombre que no sólo siente mera insatisfacción por su condición, sino el que dice: "Dios, sé propicio a mí, pecador" y teniendo este claro sentido de su condición, pone toda su confianza en Dios. Así, pues, esta bienaventuranza expresa: que el hombre que es, “pobre en espíritu”, es consciente de su desesperada necesidad y que está completamente cierto de que en Dios, y sólo en Dios, esa necesidad puede ser satisfecha.

El día en que creemos que ya lo sabemos todo de Dios o que hemos experimentado todo en Dios, entramos en una atmosfera de autosuficiencia. Vivamos siempre conscientes de nuestra necesidad de Él.
Por último, la plenitud de la bendición para los “pobres en espíritu” es el REINO DE LOS CIELOS.

REMANENTE: El Reino de los Cielos te pertenece. Vive en N E C E S I D A D desesperada por Dios, necesidad que solo Él puede satisfacer por completo y podrás disfrutar de las bendiciones  del REINO DE LOS CIELOS.

Ah…el amigo que Dios uso para darme esta Palabra, a través del sueño, es mi amigo Luis Barona. Dios te bendiga más, mi hermano. 

Por Jhoel Amir Soto

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