domingo, 15 de mayo de 2011

El Motor de tus Acciones



 "Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy".
1 de Corintios 13:2


La Biblia nos da una enseñanza muy clara respecto al amor. Muchas personas se consideran muy importantes al obtener
títulos,  ser reconocidas por muchos o tener una fe que mueva montañas,
sin embargo, 1 de Corintios 13:2 nos enseña que nada de lo que
poseemos o hemos logrado es tan importante como tener “Amor”, sin amor no somos nada.


¿Y a quién debemos amar? En primera instancia e indiscutíblemente a Dios,
luego a nosotros mismos y por ende a otros.


 Puedes conquistar el mundo y repartirlo a los más necesitados, asistir a la iglesia varias veces a la semana, procurar vivir sin pecados, entre tantas otras cosas, pero si tus acciones no están siendo impulsadas por tu amor a Dios y a otros entonces de nada sirve que
hagas tanto.


“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me
sirve”.  1  de Corintios.13:3



Probablemente te preguntes ¿Cómo puedo mostrar  amor, entonces?
Sigamos en 1 de Corintios 13: 4-7 y aprendamos más
respecto al verdadero amor.


4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.



Filtra tus acciones a través del "Amor". Pregúntate siempre: ¿Estoy siendo impulsado por amor o por mis propias motivaciones y deseos?
 El verdadero amor cuida el corazón de otros,
procura el bien de sus hermanos y no los destruye con sus acciones o
comentarios. Tampoco vive irritado con todo lo que el otro hace, ni lleno de resentimiento. El amor es perdonador. Las acciones llenas de amor no están saturadas de envidia ni de vanagloria. Aquel que ama
busca la justicia de Dios en vez de hacer juicios basados en sus
sentimientos y tomarse la justicia en sus manos, también ama  la verdad porque sabe que ésta refleja la esencia de Dios y la existencia del mismo en el corazón del hombre. Y Finalmente cuando existe amor somos capaces de esperar por el fruto y el desarrollo de la obra preciosa de Dios en el carácter de otros a pesar de que algunas veces no sea sencillo y hasta duela decidir amarlos.


Te animo a evaluar tus acciones detenidamente y a preguntarte si el amor es el verdadero motor que impulsa todo lo que haces.


El Señor te ama y yo también.

YORDANKA ARROCHA

1 comentario:

  1. Un amensote a esta Palabra. Me encanta la claridad y certeza de ésta Palabra, la cual creo recibo.
    Solo teniendo a Jesús, en nuestro corazón,podemos amarle a El, a nosotros mismos y a los que nos rodean de la forma correcta.

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